viernes, 7 de noviembre de 2008

Alberto Vega






Un soneto disonante

No quisiera morirme sin haber vivido,
sin haber exprimido el zumo de mis horas.
Como quien rompe un acta levantado a solas
multiplico por cero las cifras del destino.

Siempre olvido el paraguas en el bar,
el sombrero del tiempo sobre mi cabeza.
Algunos días grises me inyecto en las arterias
la gota que rebosa el vaso del azar.

Deshilvanados trazos de rimas arrimadas.
Balas que silban a espaldas del presente.
Fronteras transgredidas con pasaporte falso.


Soy transparente a la luz de la memoria.
Vuelvo a calzar los pasos en mis zapatos viejos.
Y lamo las heridas del tiempo en estos versos…

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